Esta será una página viva, viva porque por mucho que lo he intentado, no soy capaz de escribir y agradecer a todos los que están a mi lado sin emocionarme. Así que iré a poquitos. El orden no es relevante, todos son importantes para mi, irán apareciendo más o menos en el momento en que se fueron sumando a mi ejército, como amazonas o como virkingos.
A mis padres, gracias por la paciencia, los abrazos, el cariño, y por ser los mejores padres del mundo. Yo lo he pasado mal, pero no me quiero imaginar en vuestra piel. Si aquí hay dos héroes, sin duda sois vosotros. Os quiero, Pitu.
Querido hermano, mi primera visita a tu nuevo piso, no fue con la mejor de las noticias, pero ahí estabas tú, para apoyarme, para hacerme reír, para ser el mejor hermano (gemelo) del universo. No pude tener mejor regalo aquel año 87. Nos queda mucho por vivir, y mucho por reír juntos. Te quiero, mi rubito.
Maitane, soy la envidia de todos, por tener a la mejor amiga que se puede tener, la que primero me agarró cuando yo solo quería correr lejos de aquella consulta, la que estuvo en las salas de espera, comiéndose las lágrimas para que nadie supiera nada. Yo me hice diminuta y tu te has convertido en la más grande, en mi fuerza para siempre.
Javi, no me canso de ir por Basurto presumiendo de amigo. Fuiste el primero que me acompañó a rayos, el que me llevó por todos los pabellones cuando yo no sabia ni por donde me daba el aire, el que me abrazó cuando ya no podíamos hablar. Fuiste y serás siempre mi guía.
A mis tatas y a mis tíos, en el peor de nuestros años, habéis sacado fuerzas de donde no había, para estar a mi lado, para que no me preocupase de nada a pesar del dolor. Me habéis acompañado, habéis venido a mis consultas, estáis pendientes, y me demostráis siempre lo bonito que es ser “la Pitu”. Y a ti, mi estrella de punto, sé que me mandas fuerza desde un lugar bonito.
A mi tía Carmen, por regalarme los pañuelos más bonitos, por verme siempre guapa, por llevarme a los mejores sitios de Logroño, mi segunda ciudad. Y porque a pesar de la distancia, estás más cerca que nunca.
A Begoñita, gracias por acompañarme en estos meses, por compensar la comida de hospital con maravillosos bombones. Gracias por traer un trocito de la tía Amparo y de la abuela Elvira en cada conversación, y por las risas recordando cuando me paseabas de pequeña.
A mi tío y padrino, a mi tía y a mis primas, que han unido las tres ciudades a través del cariño, de mensajes de animo, de llamadas de apoyo y preocupación. Somos duros, lo somos, y muestra de ello sois vosotros, así que estaba claro, que el apellido me acompañaría, solo a un final posible: ganar. ¡Nos queda pendiente esa comida!
A Fernando, gracias por los consejos, por los ánimos, por las risas, por quitarle hierro a lo que no lo tiene, por los memes, las comidas con amigos y por regalarme con Raúl esta preciosa web. Si alguien sabe de caminos difíciles eres tu, y no podías regalarme mejores palabras. (www.bitart.info)
Jokin, esta página estaría desnuda sin esa preciosa ilustración que me has regalado. Eres un gran artista, y una mejor persona, que cuando le conté el proyecto, no dudó ni un momento en sumarse a él, sin poner ni peros ni condiciones. Te debo una cena, y de paso nos traemos a Fer. (www.jokindecerio.com)
Marta, mi Marta. Pasaste de ser mi ginecóloga a una gran amiga, la que hizo doblete para poder agarrarme la mano en quirófano, la que me aguantaba las tonterías con la anestesia (¿¿Pero está Julio??), la que esperó horas en la URPA a que me despertara, la que me dejó la cicatriz más perfecta. Pero ahora eres la gran amiga a quien abrazar siempre. No tengo días en mi vida para devolverte esto.
Querida Esti, jamás olvidaré ese abrazo en vuestra sala de médicos. Jamás. Ni tus palabras de fuerza, ni cómo aguantaste las lágrimas hasta que me fui. Ni nuestras conversaciones, ni tu paciencia con mis miedos. De todos los que aquí menciono, sin duda, la gran valiente y amazona, eres tu. Solo deseo devolverte una octava parte de todo lo que me has regalado en esta vida.
Laura y Unai, menos mal que me queréis y me perdonasteis aquella llamada a las doce y pico de la noche. Menos mal que me seguís queriendo, y estuvisteis a mi lado en cada ingreso, en cada quimio, en cada momento triste, y también en los alegres. Nos queda mucho por vivir, mucho por celebrar y muchas risas por compartir a costa de “nucelar”.
Leixuri, gracias por agarrarme la mano en ese sótano de pánico, por aguantar varias quisimos a mi lado, llorando conmigo, riendo conmigo, y dándome ánimos. Pero sin duda, gracias infinitas por estar al lado de mi estrella de punto el día que se fue, por ese abrazo que me diste y por compartir mi tristeza. Ahora, nos toca reír y disfrutar, y tengo la certeza, de que se avecina un gran año. ¡Y viva el kiwi!
A Lucia, por ser paz y calma en plena tormenta, por acompañarme en un día duro en que tuve que decidir cómo me vería durante el tratamiento. Por ser la voz de la realidad, no de esa negra y dura que yo describia, sino la de la oportunidad en el cambio.
Marga, por perdonarme el no decírtelo antes, por llevarme de la mano en las consultas, en las sesiones o pedir que me cuidasen mucho mucho en las extracciones. Por tratarme y cuidarme como a tus hijos, y hacerme sentir que todo estaba ganado. Y a Tontxu por las risas, los guiños y por dejar que malcrie a Oker.
Maite, gracias por enseñarme a ser fuerte cuando no podía con el alma, a seguir luchando, a reír cuando no se puede más. Gracias por ser el mejor ejemplo a seguir, como valiente y como mujer. Y gracias por hacerme entender, que querer estar sola, también es necesario.
Raquel, mi médico de cabecera, quien puso orden y calma cuando aparecí en la consulta por una afonía y un bulto en el pecho. Gracias por no añadir más pánico al que yo traía, sino, todo lo contrario. Gracias por seguir tan pendiente de mi todos estos meses
Elena, me has conocido en un mal momento, y aunque me hablaban maravillas de ti, no quería conocerte, por lo que significaba ir a tu consulta. Pero seis meses después, solo puedo agradecerte tu profesionalidad y tu humanidad, tu paciencia a mis dos mil preguntas y teorías marcianas. Gracias por confiar en mi, cuando yo no lo hacia.
Ramón, si pienso en ti, solo me viene a la cabeza tu sonrisa, tus visitas para hablar de pelis o de recetas y tu tortilla de patatas. Si Elena me conoció en un mal momento, tu me conociste en el peor. Y aún así seguías viniendo a esa habitación aislada con una sonrisa, y con todo el ánimo que a mi me faltaba. Gracias por aceptar «prologuear» esta historia antes siquiera de que pudiese explicártelo.
Julio, seguramente no te acuerdes de mi, pero yo me acuerdo perfectamente de ti. Bueno, me acuerdo de verte explicarme cosas, me acuerdo de verte hablar, pero sin escucharte. No era capaz de oír, ni entender, ni de procesar nada de lo que me decías, solo que serías con Marta de los primeros en acompañarme en esta guerra.
Ana de rayos, gracias por tratarme con tanto cariño, por mantenerte serena en esas biopsias al principio de esta guerra. Fuiste de las primeras en saber que esto no pintaba bien, sin embargo, nunca me hiciste dudar de que saldría adelante.
Loli, gracias infinitas por tus abrazos, por tu cariño en las pruebas, por cogerme de la mano en las pruebas o acariciarme la pierna cuando temblaba con el arpón. Gracias por tus sonrisas, por tu ánimo, y por secarme las lágrimas en San José.
A Fernando, mi oncólogo cuando Elena no estaba, el que nunca me reconoce ni en urgencias ni en consulta, porque siempre aparezco cambiada. Pero cuando te digo que soy Lady Gaga, ya te ríes, y me dices un «ay Virginia!» y entonces se me pasa todo. Gracias por tu paciencia, por aguantar los mismos dramas una y otra vez, y por tu tacto explicándome todo.
Begoña, gracias por tu profesionalidad, por ser mujer antes que médico y entender mis miedos y mi pánico. Gracias por apostar todo por mi, por pelear en las primeras batallas, como si fueran las tuyas propias. Gracias por los consejos y por ser mi inspiración.
A Arantza, gracias por ser mi salvavidas en ese viaje de Bilbao hasta la frontera, poniendo calma al caos, siendo mi confidente. Gracias por el apoyo incondicional, por desdramatizar, por recordarme que soy fuerte, y por mover agenda para presentarme a Marian.
Y tu, Marian, gracias por aceptar la llamada de Arantza. No sé qué te diría, pero cuando te llamé por primera vez y me dijiste «estaba esperando tu llamada», supe que contaría con una Amazona más a mi lado para los días bajos.
A Ana, gracias por esa sonrisa tras el mostrador, por animarme cuando me veías bajita, y por los abrazos antes de irme. Por creer en mi, por saber que esto acabaría bien, y recordármelo cada vez que os veía.
Mi Deivi, creo que nuestra vuelta, nos hizo más fuertes, la vida te puso de nuevo en mi camino para que estuvieras a mi lado en los buenos momentos, y apoyándome en los menos buenos. No me puede alegrar más de verte llegar con flores a mi habitación, y de darme tantos abrazos fuera de ella.
Gracias Josh por contribuir a mis 4 kilos de más a base de trufas de Arrese, de cenas de sushi y de lo que se nos ponga por delante. Pero sobre todo, gracias por ser el mejor amigo que mi hermano me podía prestar, gracias por hacerme reír a cada WhatsApp, a cada conversación y por cuidar a lo más importante que tengo, mi hermano.
Pat, merci por dejarme entrar de nuevo, por sentir que no ha pasado el tiempo, por estar a mi lado en todo momento y traerme el mejor queso del universo al hospital. Por mil conversaciones de pinchos o en un banco del hospi, por reír contigo mil veces, por acompañarme en esa carrera rosa y por seguir celebrando las cosas buenas como lo estamos haciendo.
Ne, no pude emocionarme más al oírte llorar hace ya más de seis meses, y ahora lloraremos de emoción. Merci por no dejar pasar el tiempo, por aparecer como sea en Madrid, en Bilbao ingresada, siempre que vienes…merci por entenderme tanto a pesar de estar lejos. Merci por ese lazo que significó tanto. Merci por ser quien lleve los tacones a mi lado.
Lara, siempre has confiado en mi, no ahora en esta batalla, sino desde que me conoces. Siempre. Y nunca has dudado de que en esta guerra, saldría vencedora. Pero si lo he hecho, es gracias a amigas como tu. Merci por las risas, por los ánimos y por verme siempre guapa, da igual las locuras que me haga en el pelo, desde los 13.
Zuriñe, da igual la distancia, da igual que Suiza parezca lejano, no has dejado de estar a mi lado. Si venias, hacías por verme y abrazarme, por animarme, por poner tu empeño en que luchara, como lo hacías con la física en el cole. Solo que me ha ido mejor ahora, que con física. Gracias por confiar en mi, al igual que lo hace Jordi.
Ainhoa, merci por tu cariño, por regalarme la fuerza cuando la perdía, por verme bien, incluso con la bata de hospital, por sentarte en el suelo si hacia falta, con tal de venir a verme. Merci por las risas, por hacerme desconectar, por creer en mi, y en que esto estaba superando antes incluso de empezar.
Ira, por aguantarme en viajes, en el trabajo y de fiesta. Por los dolores de tripa al reír aún estando aislada en una habitación del hospital y ser capaz de aguantar como una heroína mis dramas durante estos meses. Nadie como tu entiende tanto con explicarle tan poquito. Brindaremos por las mareas, el karma y por nosotras en el Milagros.
A Rut, gracias por los paseos arreglando el mundo con el peque, gracias por entender mi espacio, por respetarlo tanto, por ser la amiga sensata que toda histérica como yo necesita cuando ve dramas donde no los hay. Por ser quien me anima siempre a que me lance y confié en mi. Gracias por estar a mi lado, desde los tiempos en los que nos quitábamos confeti del pelo un domingo por la mañana.
Maria, mi «peloxi», la que no pierde la sonrisa ni a tiros, la que me manda los whatsapps con todos lo emojis posibles para que me ría, la que siempre ha estado ahí, aunque no se la oiga. Gracias por toda la fuerza, gracias por las risas, gracias por seguir riendo cuando yo no podía más.
Para la reina de las gotas de agua, gracias con sabor a queso. Maria, hace años, compartiste conmigo uno de los momentos más duros de tu vida, y este año, he compartido contigo el mio. Y ahí has estado al pie siempre, preocupándote, abrazándome, y llorando de alegría conmigo. Nos queda mucho por reír, mucho por vivir y mucho por comer.
Asier, no sé qué haría yo sin ti, sin mi querido amigo que me dijo un día que me pusiera los labios rojos, que así se pelea mejor. Me das la fuerza cuando la pierdo, me devuelves luz con un simple labial, cuando yo lo veo todo oscuro. Y te ríes de todo, hasta de mi, para que yo no deje de hacerlo. Gracias por no perder la confianza en mi, nunca. #breathe
Ceci, mi Ceci. Sin duda, apareciste en mi vida para no irte jamás de ella. A pesar de que el primer día te largaste a casa y me dejaste sola con un ordenador infernal, pero no pasa nada, sobreviví. Lo mismo que he sobrevivido a esto, contigo a mi lado, con tus #breathe y tu apoyo y cariño incondicional (y el de Marisa, dos por uno!)
Laura, querida, cada vez que hablo contigo, me sorprendes con toda la fuerza que ves en mi, y te olvidas que tu la tienes igual. Da igual que riamos, nos enfademos, volvamos a reír… siempre estás ahí, siempre recordándome que si me caigo, me puedo levantar, porque os tengo a mi lado para darme la mano cuando me hace falta.
Izas, reinaaaaaaaa! Creo que ese paseo hasta la cafetería, se me hizo el más largo de mi vida. Pero a pesar de la noticia, mantuviste la mente fría, aguantaste como una campeona, y me dijiste que saldría. Y salí. Y las cosas pasan, para que las valores, para que entiendas que la vida, hay que disfrutarla con amigas como tu.
Boss, querido Enrique, thank you por pegarte casi dos años aguantándome en Skype, por tener que colgarte el teléfono en pleno ataque de risa, por las confidencias, por compartir el amor a las chuletas, por esa preciosa dedicatoria en tu premio, por tirar de mi. Y sobre todo, por plantarte en Bilbao, para darme ese abrazo que solo los grandes amigos saben dar.
Mi sur, mi Carmen, si pienso en ti, sonrío, al recordar nuestras conversaciones paralelas para sacar el curro adelante, al recordar cómo nos pasamos fotos de comida a todas horas, al recordar las mil risas a tu lado. Pero también me emociono cuando recuerdo tus abrazos, tus mil kilómetros hasta Bilbao, y tu ánimo para superar esto por mi, y por quienes lo intentaron con todas sus fuerzas.
Nai, Mariiiiiiiii! Qué curiosa es la vida, que te pone a prueba con batallas que parecen de peli de miedo. Pero también te pone a grandes amigas, que te dan la mano, la fuerza y la energía en forma de cajita para que lo superes todo. Gracias por estar a mi lado todos y cada uno de estos malditos días, gracias a tu ama, a tu marido y a tus preciosas niñas por acompañarme en la batalla, sin dudar, sin preguntar.
Y desde Australia, mi querida Carmen. Como si estuvieses a mi vera, aquí al ladito. Gracias por compartir mi ironía, mi humor negro, mis gilipolleces. Con casi 12h de diferencia, y aún así nos reímos de las mismas idioteces. Queda pendiente esa peluca de Marge, esas cervezas, y ese abrazo que me debes desde hace tanto. Estaba claro que esto lo ganaría, no podía irme sin verte.
Pilar, nada une más que compartir la lluvia del norte. Y nadie da mejores consejos que una gallega. Y una vasca debe tener en su vida a una gallega, y si esa gallega eres tu, mejor. Gracias por no dejar pasar ni una foto cuando se me olvidaba, gracias por permitirme cabrearme con el mundo, y aguantar el chaparrón. Bueno, de esto sabes, que allí, como aquí, llueve mucho.
Mi Pilu, este año ha sido el de la superación. Nos hemos hecho fuertes a base de bien, y nos hemos apoyado. Y no me alegro más de tenerte en mi vida, porque respirar contigo, se hace menos duro. Porque arreglar el mundo juntas se lleva mejor, cuando alguien entiende tus locuras. Gracias por todo lo que das, solo con sonreír.
Raúl, si hay alguien que esté en mi vida desde siempre, ese eres tu. Siempre. Hemos disfrutado de vacaciones, del cole, de cenas, de viajes… pero además de estar a mi lado en buenos momentos, has estado el primero cuando he tenido que ir a la guerra. Y has venido con todo, regalándome cariño, y haciéndome un huequito más en tu vida.
Patricia, esto va por ti, por mi y por todos los que pelearon pero se quedaron en el camino. Gracias por apoyarme y hacer que todo fuera secundario cuando necesitaba ponerme yo de prioridad. Gracias por venir a Bilbao y cenar conmigo, o darme un super abrazo. Gracias por entender, que a pesar de lo que me costaba, necesitaba parar, respirar y prepararme para las batallas.
Iñigo, si miro a la derecha cuando escribo en el ordenador, me faltas tu. Me faltan nuestras confidencias, nuestras risas, nuestros debates. Pero me compensa el saber que te tengo a mi lado, que confías en mi, que me animas y apoyas y que cuando vas a revisarte los ojos, apuestas un poquito más por mi, en forma de vela. Y eso, eso compensa todo. Gracias por esa preciosa dedicatoria cuando el premiado eras tu, gracias por no olvidarme.
A Mirentxu, gracias por ser tan lerda como yo, y reírte conmigo de grandes tonterías, por sacar hueco de donde no lo hay y venir conmigo a la quimioterapias, verme a la sala de espera o donde hiciera falta. Por los abrazos, por empeñarte en que «esto está hecho» en ver en cada pasito un logro. Gracias, por ser la mejor amiga vestida de lobo que se puede tener.
Maialen, si pienso en una amazona, me vienes tú a la cabeza. Por tu fuerza, por la superación, por levantarme con una palabra de ánimo, o un abrazo. Por ese desayuno, por las conversaciones, por el kiwi navideño y por estar a mi lado, con Dani, desde Nueva Zelanda. Gracias por todos los momentos vividos, y todos los que quedan.
Nahia, gracias por regalarme tu fuerza, la calma cuando no entendía nada del diagnóstico, cuando a cada pasito, tu me recordabas que era un «gran éxito». Gracias por hacerme olvidar esto a ratitos, mientras cotilleamos de ropa, de restaurantes o de los planes que nos quedan por disfrutar. Y serán muchos.
Matthieu, merci por el apoyo, por el amour et les belles paroles. Merci por verme toujours très belle, incluso en los peores días. Nos quedan muchos marianitos por el Casco, muchos anuncios que ver, et toute la France pour voir.
Para Mariajo, no tengo palabras para describir toda la fuerza que me has mandado desde Asturias. No se me olvidan nuestras conversaciones mientras yo lloraba y lloraba soltándote todos mis miedos, y tu me calmabas, o cómo confiabas en mi pelazo.
A Álex, Dele y Jesús, merci por vuestro cariño, por vuestros abrazos, y por ser los mejores maridos para mis amigas. Gracias por estar ahí con vuestros mensajes, por apoyarme, y por decirme los mejores piropos posibles hasta con el turbante. Gracias por todas las risas vividas y las que nos quedan.
Y desde Málaga con parada en Salou, Miriam, desde los 7 años juntas en la distancias y este año has estado más cerca que nunca. Gracias por tus sabias palabras, por tus audios, por las risas, por ese acento catalano-andaluz y por estar pendiente todos los días.
Mónika, sin conocernos, ya fuimos de la mano en esa sala de espera, nos volvimos a ver tras la operación, y has sido mi guía y mi apoyo en estas batallas. Siempre ibas abriendo paso a lo que vendría, y siempre has hecho por darme la mayor de las calmas.
A Lara, Laura y Mar, gracias por sumaros al ejército de amazonas en ese brunch que se ha convertido en un punto de inflexión. Gracias por acompañarme estos meses con palabras bonitas, audios infinitos y por darme toda vuestra fuerza
A Mauri, Dani y Dani, gracias por darme siempre una sonrisa, por preocuparos por mi cuando paseaba por Basurto, por querer ser parte de este ejército de virkingos, para que las batallas sean menos duras.
A Celia gracias por respirar conmigo, por mirar el mar en bucle y entender mi pánico y mi ansiedad. Tu tenias que ser fuerte por dos, y lo fuiste por las tres, ahora tenemos una amazona más a la que querer. Y gracias a Txabi por el apoyo y todas las risas del mundo.
Iratxe, contigo he aprendido a sobreponerme, a no dejar de luchar, a seguir incluso cuando crees que no hay salida. Siempre la hay, siempre. Y somos mujeres valientes y valerosas, acompañadas de grandes vikingos como Jon.
Eneritz, Joseba, bendito reencuentro. Benditas risas en restaurantes extraños. Benditas tradiciones, aunque hayan tenido que recuperarse en este momento. Desde luego, estar de nuevo con vosotros, ha sido imprescindible estos meses (y el resto de mi vida)
Iñaki, gracias por entender que estos meses necesitaba calma, gracias por no contarme ni anticiparme nada, aún sabiendo tanto del tema. Gracias por verme siempre tan guapa, y recordarme que si pude con un proyecto francés, puedo con esto.
Estíbaliz, la sonrisa del ambulatorio, la enfermera de paciencia infinita para ponerme el sable ese de inyección que me toca. Gracias por tu cariño, por animarme tanto, y por ser tan generosa donando tu precioso pelo (con mechas incluidas!)
Itzi, gracias por tomarle el relevo a Estíbaliz, por preocuparte con ella en poneros la bata, los guantes, y mirar las veces que hiciera falta el tope de seguridad de la inyección. Gracias por darme la mano cuando me mareo, o un abrazo en Zara.
A Silvia y Edu, desde Cantabria, os he sentido muy cerca. Con vuestros mensajes, audios, con esas comidas con la peque, y las risas. Sobre todo las risas, y vuestras palabras de apoyo, sabiendo de primera mano que las batallas son duras.
A Laura y Gorka: a ti, Laura, gracias por estar tan pendiente de mi, por las risas, por nuestras conversaciones y por entender mis días bajos. Gracias Gorka por los ánimos, por el cariño y las risas; queridos, no puedo estar más feliz de poder ser la tía de la niña más preciosa.
A las Auroras, Marisa, Pili, Gloria y el resto de chicas (y chicos!) de rosa de Aztarain, que me han dado tantísimo cariño, tantísima fuerza, y el mote de «la cubana». Gracias por acompañarme cuando me perdía entre consultas, o cuando la espera a los análisis se hacia eterna.
Maite, Nati y Nieves, gracias por atender mis dudas existenciales con la soja, la cúrcuma y el cardamomo; con la muela del juicio y con la fiebre. Gracias por enseñarme a cuidarme estos meses, gracias por preocuparos por mi y por alegraros con cada pequeña victoria. (Nati, fuiste quien me puso la primera quimio, y si tengo buen recuerdo es gracias a ti).
Para Ana y las chicas de extracciones de Aztarain, debería odiaros por pincharme, y sin embargo, os adoro, por hacerlo con tanta profesionalidad y cariño. Por reírnos siempre de alguna de mis tonterías, de la máscara de Halloween, de mi abrigo de peluche o de que se me olvidan vuestros nombres, pero jamás vuestras caras. Gracias a todas.
A las chicas de blanco del mostrador de Aztarain: gracias por hacer esos Tetris con mis horarios de analíticas, consultas y quimios. Por la paciencia infinita cuando me coincidía con otra consulta, por tener siempre una palabra bonita cada vez que aparecía con los turbantes.
Para todo el equipo de enfermer@s, auxiliares, administrativ@s y personal de limpieza del hospital de día de Aztarain: gracias por ser durante seis meses quienes me habéis cuidado, quienes habéis hecho que mi ánimo no decayese, siempre con algún piropo o preguntándome sobre cómo me ponía los turbantes. Ese sótano es horrible, pero vosotros hacéis que sea bonito.
Para Oihana, gracias por cuidarme y vigilar mis cambios a lo largo de todas estas batallas, por animarme a seguir disfrutando de la comida o darme trucos cuando todo me sabía a cartón. Por no perder la sonrisa ni la calma cuando no era capaz de disfrutar de nada.
A Sonia, gracias por explicarme con palabras que yo pudiera entender mi árbol genético. Por leerme la mente y anticiparte a mis preguntas, con respuestas claras y sin dramas ni alarmas. Gracias por animarme a seguir, y por tener siempre una palabra de aliento.
A Isa, gracias por las risas por tonterías varias, que me han dado al vida estos meses, pero gracias sobre todo por tu paciencia, por nuestras conversaciones trascendentales, por entender y calmar mis miedos y paranoias de ahora y futuras. No me extraña que «Al» te adore, y ahora lo haga yo también. Viva el «carro kake»!
Para Nere, mi querida vecina en Londres, gracias por estar cerquita a pesar de la distancia, por no olvidarte de mi estos meses, y por hacer planes conmigo, sabiendo que esto sería en unos meses, un recuerdo. Gracias por todo tu cariño siempre, y por ser la mejor amiga y compañera de piso de mi hermanito.
A Nerea, merci merci merci por tu sonrisa, por no dudar en escribirme cuando hiciese falta, por animarme a ir hasta Ciudad Rodrigo, si eso servía para despejarme, por hacer de mis victorias una excusa para celebrar. Desde Madrid, como si estuvieses en Bilbao. Gracias por el cariño, y por querer tanto a Álvaro.
Ana P, este año, hemos reído persiguiendo a tu preciosa hija por Ledesma y nos hemos emocionado juntas en momentos menos bonitos. Gracias por los mensajes, las palabras de fuerza, para recordarme la suerte que tengo de tener la posibilidad de luchar y ganar. Y el rubio tiene buen gusto eligiendo amigas como tu.
Lorea, da igual que estuvieras en Madrid, o en NY de vacaciones, da igual. Tu fuerza ha llegado a Bilbao, igualmente, junto con la de Willy. Y créeme que cuando te falta el aire para seguir, se os siente cerca con ese impulso que dais para seguir luchando. Gracias por todo el cariño que nos dais a los dos hermanos.
Jama, creo que Londres nunca ha estado tan cerca, y eso ha sido gracias a ti. Por verme bien, por preguntar cómo estoy, por preocuparte por los siguientes pasos, siempre terminando con la confianza de que saldré. Y sobre todo por cuidar y querer tanto a mi mitad, cuando está aquí y cuando va allí.
A Arkaitz, por atenderme en urgencias con todo el cariño del mundo; a Gabriela, la médico que no paró hasta ver que me bajaba la fiebre en urgencias, y a Ane, que me tuvo que ver la segunda vez en urgencias. Gracias a los tres por volcaros no solo en cuidarme físicamente.
Para Arantza, Maria e Iñigo, los chicos de morado de radioterapia del pabellón San Vicente que durante casi un mes han estado cantando números antes de lanzarme rayos con superpoderes; y a Eder, para que siga aprendiendo de ellos y salven a muchas amazonas.
A Jon Ander y Domeka, por recoger mis trocitos, y pegarlos a base de risas, cervezas 0,0 y mucho cariño. Por aceptarme de nuevo tras la tormenta, sin preguntas, ni condiciones, solo como esos grandes amigos que se suman a tu lado para pelear contra vientos, mareas o monstruos.
Para las amazonas que están en plena guerra, o con las secuelas, en concreto a Carmen, Cris y Olatz, por ser un trocito de mi, entres ciudades españolas. Por abrir su alma y su corazón, mandar un abrazo virtual a cada #breathe que lanzo, y por hacerme ver que no estoy sola en esta guerra.
A los que están al otro lado de la pantalla, y que me siguen en Facebook, gracias por animar, apoyar y difundir mi historia. Sin conocerme, sin saber quién soy, os habéis volcado con todo vuestro cariño. Gracias, y siempre gracias.
A ti, que has llegado hasta aquí. Que has estado a mi lado en cada capítulo de mi historia. Que has sonreído con alguna de mis frases, y te has emocionado en cada pequeña victoria. A ti, que has compartido esta web con alguien que lo necesitaba, o simplemente has sonreído a una chica con turbante, y ahora las miras como las reinas amazonas que son, y no con lástima. Gracias por estar al otro lado.
(Continuará)