Prologueando (mezcla de prologando y vagueando un día de fiesta)

Una de las cosas más maravillosas de ser médico es la enorme cantidad de personas con las que interaccionas. Entre ellas, muchos compañeros, de los que alguna deviene en amigo. Y a menudo, con estos compañeros y amigos vienen pacientes de todo tipo, a los que les intentas dar la misma atención excelente que dedicas a los no recomendados. Es decir, en palabras hipocráticas, consolar siempre, aliviar a menudo. Curar a veces… Y es que una de las cosas menos atractivas de ser oncólogo médico es a lo poco que sabe ese “curar a veces”.

Decía que así llegó Virginia a mi esfera, recomendada. Para mi sorpresa, dejó de serlo por méritos propios. Aunque uno, a lo largo de estos treinta y cinco años de profesión, ha desarrollado todos los trucos conocidos para mantener una distancia fría – por si acaso -; con Virginia, desde el minuto cero noté que había algo diferente. Nuevo. Derribó con sencillez todas mis barreras.

Puedo confesar que al atenderla fue la primera vez en que hablando de cine recomendé una película a una paciente ingresada. Me contó que le informaron de que con la quimioterapia se le podían caer las uñas. Bruto de mí, le dije que lo acababa de ver en una peli. Distrito nueve. De ciencia ficción, diferente a todas las que hayáis visto de extraterrestres. ATENCION SPOILER: Al protagonista se le empiezan a caer las uñas mientras se convierte en alienígena. Por suerte, a Virginia no se le han caído, por lo que de momento descartamos que sea de otro planeta. Tuve de seguido algún que otro detalle con ella que no había tenido nunca con pacientes (poca cosa, eh?) como llevarle tortilla hecha por mí o algún libro hecho por mí…. Pero no hemos venido aquí a hablar de mi libro, que me salgo del tema.

Decía que cuando vino a invitarme a prologar su blog, dedicado a sus experiencias con la enfermedad, también otra primera vez para mí, lo acepté casi antes de que me lo explicara. Y aquí estoy. Prologando algo por primera vez en mi vida.

Sobre cáncer de mama y experiencias personales hay muchísimo escrito. Necesitarías varias vidas para leerlo todo. Vidas esas de longitud indeterminada que tenemos los mortales, con esa incertidumbre en la que no pensamos salvo que enfermemos, pero eterna en nuestro concepto subconsciente (esto es, que mientras estamos sanos no pensamos que nos podemos morir). Por eso, cuando a uno le viene un susto, sus reflexiones, en general, suelen ser muy interesantes de leer. Pero os garantizo que lo que estáis a punto de leer es único, como lo es Virginia. Lo poco que le he leído me hace esperar ansioso más. Y os digo con orgullo que algún día espero decir: ATENCION SPOILER de nuevo: Fijaos si soy viejo que soy médico de cuando el cáncer de mama a veces no se curaba. Y soy del equipo que curó a la reina de las amazonas. La que os va a contar a continuación su interesante historia. Un relato diferente de todo lo que hayáis oído hasta ahora. Prestad atención, silencio y agarrad fuerte vuestras palomitas, que empieza la película…

*Ramón ha sido mi oncólogo (es médico entre otras muchas cosas) durante mi ingreso en verano, alguien por quien mereció la pena estar en esa habitación aislada.